un amigo


Carta de tú tío Juanjo

Recuerdo, cuando iba a casa de Iñigo que antes de entrar por la puerta, ya le oía llamarme: “¡¡¡…tío Juanjo, tío Juanjo…!!! “. Con aquella voz suave, grave y un poco impaciente. Deseoso de enseñarme su último juguete, su último dinosaurio o su último descubrimiento en Internet.
Tantas cosas para enseñarte….
Tampoco olvidaré esos juegos tirado por el suelo de su habitación jugando con aquel montón de Playmobiles, de las profesiones más inverosímiles, echando carreras con los coches o haciendo ciudades atacadas por dinosaurios….O cuando nos vacilábamos, en plan macarra, haciéndonos los duritos de pega…
- eh, tronco no te pases…
-¿a que te meto?
- ¿A que no?
-¡de que vas chaval….
Así podíamos estar un buen rato, bueno hasta que me enseñaba su bracito, intentando sacar bíceps con la cara toda roja del esfuerzo. Uy! Que miedito me daba….
Y tantas cosas más que hacían de Iñigo más que un sobrino, un amigo…

La hora violeta. Mi vida

Comentarios

J.M.Montejo ha dicho que…
Que bonito, de verdad los recuerdos alimentan la esperanza siempre.
Nos dan alas para seguir volando.

Entradas populares