Compartir

Qué importante es compartir. Cuando nacemos empezamos a compartir la vida con la familia que nos ha tocado. Seguimos compartiendo con los compañeros que vamos encontrando, desde la infancia hasta el último momento de nuestra vida. Algunas de estas personas, como la familia, compañeros de estudios, y compañeros de trabajo, no han sido elegidas por nosotros y hay otras como los amigos, la pareja, que si. Tengo que decir que yo he tenido la suerte de encontrarme, tanto en los grupos elegidos por mí, como en los que me han venido impuestos, con personas de calidad. Personas con mucha sensibilidad.
Después del sufrimiento de estos últimos años, soy consciente de que soy una persona afortunada dentro de toda la desgracia, por estar rodeada de estas personas. Con ellas puedo compartir tanto los sentimientos, como los recuerdos de IÑIGO y con IÑIGO. Tengo la seguridad de que cuando me llegan momentos bajos, están con mi dolor, y también se que cuando tengo momentos mejores, están con mi alegría. Se que ellos no me van a juzgar. En el entorno de las personas que están en mi misma situación, hay quien piensa que pasados unos años no puedes volver a esos momentos de bajón, no dan permiso para esos momentos, pero me gustaría decirles que eso no es así. Nuestra vida es y será siempre así, una MONTAÑA RUSA. La muerte de un hijo no se supera con el paso de los años, lo que consigues hacer es rescatar poco a poco trocitos de vida, pero siempre con IÑIGO presente, incluso en esos momentos de alegría porque le haces a él partícipe. Necesito que IÑIGO esté presente en estos momentos porque es una manera de disfrutar de él.
Al poco tiempo del accidente, una de estas personas de mi entorno me mandó una presentación de powerpoint, en la que se comparaba la vida con un viaje en tren. A ese tren se iban subiendo esas personas que nos han tocado para compartir nuestra vida, y poco a poco cada una iba llegando a su estación de destino, unas bajaban antes y otras después, pero al final todas bajaban. Lo importante era la calidad de los compañeros de viaje. En un viaje es muy importante la compañía. Cuánto echamos de menos, si de ese tren se baja ese compañero que nos ha amenizado el viaje.
IÑIGO para mí ha sido un compañero de viaje, en esos 10 años que hemos estado juntos, de lo bueno LO MEJOR. Ha hecho que el viaje sea interesante y divertido (con broncas y risas incluidas). Me ha enseñado muchísimo a nivel personal y en su campo LA INVESTIGACIÓN. Desde pequeño siempre investigando, “bichos bola”, “caza de lagartijas que perdían la cola, y separada del cuerpo, la cola seguía moviéndose”, “hacer fuego con una lupa”, “búsqueda de fósiles”, “búsqueda de setas incluso venenosas, con libro incluido” y otras tantas cosas... IÑIGO era apasionado con todas sus “VENADAS” como él decía. Cuando se empeñaba con algún tema, se especializaba. Entre libros e Internet recogía toda la información que podía, y luego nos enseñaba. Se hizo especialista en perros, coches, camiones con cabina (para poder dormir), bicicletas, fósiles, países (el atlas era uno de sus libros favoritos), y ¡como no! su querido futbol.
Poco antes del accidente me dijo:
- Ama ¿te das cuenta de que últimamente no tengo VENADAS?
A veces pienso, que se habrá ido a por alguna otra VENADA.
Su última VENADA fué el futbol. Ahora que este Athletic está dando tanta guerra me gusta oír que sale a jugar IÑIGO PEREZ, un delantero zurdo del Athetic como nuestro IÑIGO PEREZ que también era zurdo. Me doy permiso para imaginar que de alguna manera es IÑIGO el que está jugando y disfrutando. ¿Por qué no? En estos momentos el pensamiento es una de las herramientas de las que disponemos para poder disfrutar con IÑIGO, ya sea con sus recuerdos, ó con lo que nosotros imaginemos, con lo que estaría haciendo ó siendo en estos momentos. Le tenemos tan interiorizado que son muchas las veces que imaginamos a IÑIGO y le tenemos, aunque sólo sea por unos segundos.

Marijo, la ama de IÑIGO.


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